miércoles, 22 de octubre de 2014

Presentación "Axis Mundi" de Pilar Verdú

de izda a dcha, Mila Villanueva, Juan Ramón Barat, Pilar Verdú y Ana Pérez Díez.


 El pasado 1 de octubre, se presentó en el salón de actos de la SGAE, con enorme éxito, la obra de nuestra socia y colaboradora Pilar Verdú, galardonada con el Premio Gerardo Diego de Poesía. Enhorabuena, Pilar, y gracias por ofrecernos una obra tan extraordinaria.

 Juan Ramón Barat nos presentó a la autora en clave de humor con una excelente introducción, como no podía ser menos conociendo el ingenio del escritor. La poeta Ana Pérez leyó el texto que Elena Escribano- ausente por motivos ajenos a su voluntad- había escrito sobre el poemario, donde comenta lo siguiente:

"Unos versos tan luminosos y trabajados que difícilmente encontraremos en ellos una palabra de más, ni una idea de menos.

 Trabajados con la eficacia del diamantista, han sido pulidos y facetados con precisión milimétrica para que su luz se multiplique por la perfección del tallado. Y es que la inspiración, ese magma incandescente, que decía Bécquer, arrastra lava, pero también ceniza y humo, y el buen poeta tiene que conseguir que ese interior de fuego se enfríe y se condense para llegar a ser una gema preciosa que contenga luz y la proyecte.

Y ceniza y humo es lo único que no encontraréis en estos poemas, todos son esenciales, como corresponde a un libro que, ni más ni menos, aspira a mostrarnos  el AXIS MUNDI, el eje del mundo, lo que sostiene la vida y la endereza" [...].
 
Y lo consigue gracias a un lenguaje poético depuradísimo, sencillo y hondo, como el de los clásicos. Su lenguaje poético, aparentemente sin artificio, ilumina hacia adentro, contenido y potente como la luz guiadora de los faros que advierten a la vez de la costa y del peligro de sus acantilados.

Este libro de poemas es así, como un faro, otra vez sólido y ascendente como el árbol, y como él, portador de luz, guía para el naufrago que todo lector lleva por dentro.

Porque no nos engañemos, leemos poesía no para conocer al autor o su obra, eso solo lo hacen los profesores de Literatura. Leemos poesía para vernos por dentro, para que nos conduzca por los vericuetos de nuestra mente hacia el secreto del por qué somos así o por qué sentimos así. Y el poeta que lo consigue se vuelve faro, maestro y luz. Y Pilar lo ha logrado con un lenguaje tan rico como sencillo.
  
                                                                                                    Elena Escribano




Y aquí las palabras de la propia autora:

"Jamás, pues, osaría proclamarme dueña de mis palabras, pues me siento-y ya es mucho- usufructuaria de ellas. Hermosa, como siempre, la etimología: usus fructus, el uso del fruto. Porque justo eso son las palabras: alimento nacido de la tierra, brotado de un árbol cuyas raíces se hunden en lo más profundo del subsuelo, que se levanta atravesando el aire-porque como dijo Octavio Paz, el poema es el lenguaje erguido-y llega al cielo, da flores y fruto de sabiduría. Por eso este libro está lleno de árboles. Por eso tiene presidiéndolo una montaña-otro eje vertical sagrado que une Cielo y Tierra- . Por eso las palabras son protagonistas en todos los sentidos: porque se ven, se huelen, se oyen, se saborean, se tocan. 


La poesía es, como el árbol del bien y del mal, un medio de conocimiento: de nosotros mismos, del mundo que nos envuelve, de ese mundo al que el poeta debe permanecer siempre atento. Qué bien lo dijo el maestro Alberti en estos versos que me hacen temblar, porque la belleza es un temblor: “La poesía es no estar sentado, es no querer morirse, apasionadamente. Es entrar en el alba a cuerpo limpio en las ondas del día, es no dormir y ser el alba antes del alba”. Hay que ser  valiente para entrar en el alba a cuerpo limpio, para desnudarse de cuanto nos cobija y, a pecho descubierto, lanzarse hacia una luz cegadora, hacia el espejo inmisericorde que te pondrá ante ti mismo, ante los hombres y ante tu Dios o tu falta de Él. Pero aunque puede ser en extremo doloroso el hallazgo, trae también, si lo logras, la serenidad de la aceptación y del abrazo con el otro, con el prójimo que encuentra en un verso su mismo latido, esa respiración a la que nunca supo ponerle nombre."
                                                                                  Pilar Verdú del Campo 



   



Esperamos que Pilar nos sorpenda pronto con alguna nueva obra... 

Fotografías: Elga Reátegui

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